AFLICCIONES CON PROMESA

 

Tema: Aflicciones con promesa

Texto: Samos 34:19

"Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo librará Jehová" 

Introducción:

Vivimos en un mundo lleno de dificultades y a veces pensamos que, por seguir a Cristo, todo será más fácil. Pero la Palabra de Dios nos dice claramente que el justo también enfrenta aflicciones. Sin embargo, no estamos solos. Dios promete su rescate, su consuelo y su victoria.

Hoy, quiero hablarte de un Dios real. Un Dios que no promete una vida sin problemas, pero sí promete estar presente y librar al que confía en Él.

 

I. El justo también sufre.

• El versículo no dice “algunas” aflicciones, sino “muchas”, y que ser justo no es garantía de una vida sin problemas.
• Eso nos incluye a todos, El dolor no respeta edad, religión ni estatus social, el rico sufre, el pobre sufre. El religioso también, pero hay una diferencia entre sufrir con Dios y sufrir sin Él. La vida sin Cristo puede darte placer temporal, pero cuando vienen las tormentas, no hay esperanza que te sostenga.
• Recordemos a personajes bíblicos justos que enfrentaron duras pruebas:
• José fue traicionado por sus hermanos. Genesis 37
• Job perdió su familia, su salud y sus bienes, pero al final de su sufrimiento, la fe y la paciencia de Job fueron recompensadas. Dios restauró a Job y le dio el doble de todo lo que había perdido, incluyendo una nueva familia y grandes riquezas, y le devolvió su salud. 
• David, autor de este salmo, fue perseguido por Saul injustamente.
• Jesús, el Justo por excelencia, fue rechazado, golpeado y crucificado.

La aflicción no es señal de ausencia de Dios, sino muchas veces una oportunidad para ver su mano poderosa.

El justo, no es alguien perfecto, es quien ha sido perdonado por Dios, reconciliado con Él, en el libro de Romanos 5:1 dice que la justicia se recibe por medio de la fe en Jesucristo.

Tú puedes estar pasando aflicciones hoy. Pero si estás lejos de Dios, estás solo frente al dolor. Si estás en Cristo, aunque sufras, no estás derrotado.

 

II. Las aflicciones tienen propósito

• Dios no permite pruebas sin razón, recordemos que, a través del fuego, el oro se purifica, la aflicción nos acerca a Dios, nos hace humildes, nos fortalece espiritualmente y nos prepara para consolar a otros.

·         El libro de 2 corintios 1:4 dice: "El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación..."

 

III. Pero de todas nos librará Jehová

Aquí está la promesa. No quedaremos en la aflicción para siempre.

• No dice que nos librará de tener aflicciones, sino que nos librará en medio de ellas.
• La palabra "librar" implica acción divina:
• Dios interviene.
• Dios abre caminos.
• Dios trae paz en medio del caos.
• Dios pelea por nosotros.

·         Aquí está la esperanza que el mundo necesita:

·         Dios no te promete una vida sin lágrimas, pero sí promete enjugarlas.

·         No promete que no caerás, pero sí que te levantará.

·         No promete que no habrá fuego, pero sí que el fuego no te consumirá.

·         ¡Ese es el Dios que te está llamando hoy!

Isaías 43:2: "Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán; cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti."

 

IV. Jehová es quien libra, no nosotros

• No es nuestra fuerza, sabiduría o recursos.
• Es Jehová, nuestro libertador, nuestro refugio y nuestra roca firme.
• El mismo que estuvo con Daniel en el foso, con los tres jóvenes en el horno de fuego, está contigo hoy.

·         La mayor aflicción del ser humano no es la pobreza ni la enfermedad.
Es el pecado y la separación de Dios. En Romanos 3:23 dice: “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”, así mismo en Romanos 6:23: la biblia nos enseña que la “La paga del pecado es muerte…”.

 

Pero aquí está la buena noticia del evangelio, Dios no vino a condenarte, Dios vino a librarte, Jesús vino a cargar con tus pecados en la cruz, a morir en tu lugar y a resucitar para darte vida eterna.

 

Conclusión

Quizás estás atravesando una prueba hoy. Estás cansado, con el corazón herido, y no ves salida. Pero escucha la promesa del Señor:

“Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo librará Jehová.”

No estás solo. No estás olvidado. El Dios que promete, cumple. Tal vez no de la forma que esperas, pero Él llegará a tiempo.

 

Si este mensaje a llegado a tu vida y ha sido de bendición, te invito a que hagas conmigo esta oración:

“Señor Jesús, reconozco que he pecado y que te necesito. Hoy me arrepiento y te entrego mi vida. Creo que moriste en la cruz por mí y que resucitaste. Te pido que entres en mi corazón, que me limpies, me transformes y me salves. A partir de hoy, quiero vivir para ti. Amén.”